La Líder de Control de Energía de Celsia, Yasmin Moreno Ceballos, nos comparte su historia de vida en la que la tenacidad, la espiritualidad y hasta la casualidad han definido gran parte de su camino como profesional, madre y colaboradora de la empresa de energía por más de dos décadas.
“Yo ya soy un activo de esta compañía” dice entre risas Yasmín Moreno Ceballos desde su casa en Cali, Colombia, lugar desde donde concedió esta entrevista para conocer un poco más de su trayectoria. Y es que su vida es la historia de una mujer que, desde niña, ha forjado su camino con disciplina, fe y ganas de aprender algo nuevo todos los días.
La vida de Yasmín comenzó en Darién, municipio del Valle del Cauca, donde, siendo la segunda de tres hermanas, vivió una infancia feliz en un pueblo cerca del Lago Calima, lugar al que frecuentemente iba a nadar con todos sus amigos. También, a la pequeña Jazmín le encantaba montar en bicicleta, ir a festivales artísticos con el grupo de danzas de su colegio y estudiar, pues, al ser hija de una maestra, todo el tiempo tuvo en mente la importancia de formarse y proyectarse para el futuro: “yo siempre ganaba los primeros puestos en el colegio porque me he esforzado en hacer las cosas bien hechas. Si voy a hacer algo, lo hago bien o mejor no lo hago”.
Cuando su hermana mayor, Yamileth Moreno , se graduó del bachillerato, su mamá Olga Ceballos decidió que era hora de abandonar el pueblo para emigrar a la capital y así asegurar los estudios superiores de sus hijas. A Jazmín le encantaban las finanzas y la arquitectura “porque me soñaba construyendo casas hermosas y haciendo cuentas”, pero la vida la llevó por un camino que nunca imaginó pero que al final resultó convirtiéndose en una de sus más grandes pasiones: “Cuando debí llevar los papeles para empezar a estudiar economía en la Universidad del Valle en Cali, me demoré unos días en inscribirme y no pude entrar a estudiar. Después de un año, me volví a presentar en la sede de la universidad en Buga, pero a la hora de matricularme, dejé los resultados de las pruebas del ICFES en la casa y de nuevo me quedé por fuera. Ese mismo día, me fui para la sede en Tuluá sin tener ni idea qué iba a estudiar. Entonces, miré el pénsum y vi una carrera llamada Ingeniería Eléctrica y me arriesgué. Pasé sin tener mucha idea de qué se trataba esta carrera y por eso al principio me pareció difícil adaptarme, pero con el paso de los semestres me enamoré mucho más de la ingeniería”.
Ya a punto de graduarse de la Universidad, Yasmin descubrió que lo que más le gustaba eran las clases donde se mezclaba la técnica de la ingeniería con la realidad del mercado eléctrico en el país. Los profesores que dictaban dichas cátedras eran colaboradores destacados de EPSA (hoy Celsia) como Bernardo Naranjo, Sandra Ospina y Francisco Murcia, y así, inspirada por el conocimiento de sus maestros fue que Yasmín decidió comenzar su vida laboral en esta empresa: “Uno de los días más felices de mi vida fue el día de mi grado, pues no solo ya tenía mi diploma en la mano sino un contrato firmado con EPSA justo dos semanas atrás. Me fui para Buenaventura para trabajar como supervisora, con un contrato del que me advirtieron no era el mejor, pero yo me aventuré y estuve dos años aprendiendo en campo y perfeccionando todas mis habilidades. No fue fácil al principio porque los colaboradores no aceptaban que llegara una mujer a liderar los procesos que siempre habían tomado los hombres, pero con el paso del tiempo las relaciones mejoraron y todo marchó bien. Aprendí desde cero todo el proceso de la medición y control de la energía desde el cargo más bajo, trabajé a sol y a sombra y por eso hoy puedo liderar el área con todo el conocimiento y las posibilidades de ayudarles a los demás miembros del equipo a hacer mejor su trabajo”.
Han pasado 23 años desde que Jazmín llegó a Celsia, empresa donde tuvo la oportunidad de conocer a su esposo y formar una familia, además de crecer no solo como profesional sino también como un ser espiritual: “Cuando vivía en Tuluá, mi papá me pedía todo el tiempo que lo acompañara a un grupo de oración. Yo siempre le daba largas al asunto, pero un día fui y me interesé en la idea de conocer a Dios y entender que Él te da las herramientas para afrontar tus problemas en el día a día. Todos los martes asisto al grupo de oración “Dulce corazón de Jesus y de Maria” del cual hago parte hace más de 10 años, además de ir a algunos retiros espirituales durante el año. Es hermoso encontrar en Dios la herramienta perfecta para dirigir tu vida, para tener paz y así lograr todos los objetivos que te propones para ti y para tu familia. Es Él el que me facilita las cosas, mi inspiración y me da fuerzas”.
En su rol actual, Jazmín tiene la responsabilidad de gestionar y controlar el proceso de medición de la energía en el mercado de Tolima y el Valle del Cauca, y garantizar la operativa comercial de 1.100.000 clientes en estos dos departamentos, dirigiendo un equipo de 150 colaboradores que permiten que todas las actividades y procesos operen sin dificultades. Además, tiene a cargo la crianza de sus dos hijos, Jacobo e Isabela, de 12 y 6 años respectivamente y quiénes en sus palabras “son el tesoro más grande que Dios me ha regalado”, y de adelantar un MBA en la Universidad Europea de Madrid. “A veces me preguntan cómo hago para tener una vida con tantas ocupaciones. Yo les respondo que éxito nunca llegó sin una historia de sacrificio, nadie ve la recompensa sin haber luchado, sin haber dado la milla de más. Yo me siento muy feliz ahora aprendiendo de finanzas, de macroeconomía, de marketing , y en cada clase me enamoro más de Celsia, porque veo que todo lo que me están enseñando ya la empresa lo tiene adaptado aquí desde hace tiempo”.
Desde su primer día de trabajo hasta hoy, Jazmín ha crecido y cambiado junto con Celsia, en distintas labores que no han estado exentas de dificultades pero que siempre le han dejado una enseñanza positiva para su vida. Por más oscuro que sea el camino, de la mano de Dios y de su familia, el trabajo honesto y aguerrido de Jazmín le ha traído los éxitos que soñó desde que estaba sentada en las aulas de clase de su universidad, cuando descubrió que en esta empresa quería trabajar por muchos años: “He trabajado más de 20 años en una compañía que me lo ha dado todo. A las personas que llegan al equipo les digo que en Celsia tú puedes llegar hasta donde te lo propongas, que tenemos grandes líderes que nos enseñan a ser mejores personas todos los días. Les digo que, en la época de la pandemia, la empresa, en vez de quitarnos, estuvo impecable nos dio no solo a nosotros, sino que tuvo paciencia con los clientes, los proveedores, ayudo con muchos mercados en las zonas de influencia, entregó UCIS en hospitales. Es el momento de retribuir todo lo que hicieron en este tiempo tan duro y de mucha incertidumbre en la que el mercado energético colombiano se encuentra, de agradecer y entender que la empresa nos necesita. En esta época de cambios es cuando más debemos trabajar, servir, innovar, aprender. No podemos quedarnos cortos porque Celsia nunca se ha quedado corta”.