- ’Conservamos la Vida’, iniciativa que busca la preservación del oso andino, se ubicó entre los cinco finalistas del premio P3 Impact, que realiza la organización Concordia, apoyada por la Universidad de Virginia y la oficina de los Estados Unidos para las Alianzas Globales.
- El trabajo por la preservación de esta especie es liderado por la Fundación Grupo Argos (con el apoyo de Cementos Argos y Celsia), WCS-Colombia, la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) y Parques Nacionales Naturales.
‘Conservamos la Vida’, un proyecto colombiano que busca proteger al oso andino en el Valle del Cauca, Cauca, Risaralda y Chocó, fue reconocida como una de las mejores iniciativas público-privadas del mundo en el premio P3 Impact 2019. Esta premiación con alcance global destaca las alianzas que apuestan por un propósito común entre gobiernos y empresas.
El P3 Impact, que es convocado por la organización independiente Concordia, apoyado por la Escuela de Negocios Darden de la Universidad de Virginia y la Oficina de los Estados Unidos para las Alianzas Globales, fue entregado hoy en Nueva York durante su Cumbre Mundial Anual. En la ceremonia de premiación se resaltó la efectividad de ‘Conservamos la Vida’ para proteger al oso andino y su capacidad para lograr que las familias campesinas en la región ubicada entre los Parques Tatamá, Farallones de Cali y Munchique, estén hoy activamente involucradas en la conservación de los recursos naturales y mejorando su calidad de vida.
“El hecho de que Conservamos la Vida haya quedado situado entre los cinco finalistas mundiales del P3 Impact, evidencia que cuando tenemos la capacidad de unir visiones y esfuerzos, es posible alcanzar grandes logros en beneficio del medio ambiente y de las comunidades. Este reconocimiento se convierte en una razón muy relevante para buscar más alianzas y cooperación a favor de la conservación ambiental a escala de país.”
María Camila Villegas, Directora de Conservación de la Fundación Grupo Argos.
Sobre el programa Conservamos la Vida – Kilómetros de conectividad
‘Conservamos la Vida’ se desarrolla en zonas donde habitan familias campesinas que viven muy cerca de los bosques de los osos andinos. Debido a la deforestación y a la pérdida de su hábitat, el oso andino suele quedarse sin refugio y entrar a las fincas, afectando a estas poblaciones. Como mecanismo de defensa y por el desconocimiento, las personas han tratado de capturarlo y cazarlo.
‘Conservamos la Vida’ nace como respuesta a ese contexto con el objetivo de sensibilizar, impulsar y generar acuerdos voluntarios con los habitantes de estas zonas para que preserven el hábitat y la especie. Como resultado, los campesinos han liberado áreas de sus terrenos y las han destinado exclusivamente a la conservación, lo que ha posibilitado la implementación de procesos de restauración activa mediante la siembra de árboles y convertir los predios en corredores biológicos que le dan al oso andino más espacio para desplazarse y reproducirse, sin tener contacto con los humanos o con los animales domésticos.
Por su parte, los agricultores y ganaderos, reciben insumos agrícolas, materiales para hacer siembras y bancos de forraje para el ganado; adicionalmente, la Fundación Grupo Argos los apoya en la construcción de pozos sépticos, zonas para ordeño o establos, para mejorar el manejo de los animales y evitar se muevan hacia las zonas que recorre el oso.
A la fecha, se han logrado 58 acuerdos con familias campesinas, cifra que ha permitido alcanzar 1.567 hectáreas de conservación, todo dentro de una área priorizada de 10.000 kilómetros cuadrados. Esta labor se complementa con una etapa de monitoreo para identificar cómo esas zonas que fueron destinadas por los campesinos para la preservación, han aportado a la conservación de la especie.
“Hemos podido enseñarles a las personas cómo es el comportamiento del oso andino y que este ya no sea visto como una amenaza, sino como una oportunidad de progreso. Esto lo hacemos con jornadas de educación ambiental para explicar que si el hábitat del oso es deforestado, también es posible que él llegue a sus terrenos a buscar algo de alimento o a hacer sus recorridos naturales”, concluyó María Camila Villegas.
Por el momento, la iniciativa se ha llevado a cabo en los municipios de El Águila y Dagua (Valle del Cauca), así como en El Tambo (Cauca); se avanzan proyectos similares en Palmira y Buga, justo en sectores que están situados sobre áreas de páramo y en zonas de influencia de los Parques Nacionales Naturales Munchique y Farallones de Cali.
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