Isabel Sotelo, habitante de la vereda Santo Domingo en Sonsón, Antioquia, es una curiosa mujer que además de participar en los proyectos sociales y ambientales que se generan en su territorio donde ha vivido toda su vida es una importante líder comunitaria en la zona del Magdalena Medio Antioqueño.
En la finca en la que vive, rodeada de montañas y aire puro, Isabel comenzó a ser parte del programa Huella Viva de la Fundación Grupo Argos y comenzó a recibir capacitaciones junto con su familia para participar a en un proyecto de sostenibilidad alimentaria. “Empezamos 15 familias y nos enseñaron cómo manejar los insumos para manejar al galpón, el cuido, los pollos, todo. Yo soy una de las personas más juiciosas en mi proyecto. Saqué los primeros pollos y luego compré otros 20, porque lo importante es darle continuidad al proyecto. Muchos vecinos sembraron yuca y plátano, porque eso le agrega calidad de vida a las familias. Además del tema de los proyectos productivos, soy una líder en el cuidado del medio ambiente. Sé que somos ricos en fauna, flora y cuencas hídricas, por eso les pido a todos que ayudemos a cuidar lo que tenemos y de tratar de proteger nuestros recursos al máximo. Yo agradezco a la Fundación Grupo Argos y sus aliados por estar pendientes de nosotros y de nuestro entorno”.
El proyecto Huella Viva nació en el 2018 con el fin de contribuir al desarrollo del territorio y al mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades de la cuenca río Claro por medio de acciones de conservación, restauración, producción sostenible y ciencia participativa. Durante estos años, el programa ha contado con aliados como Cornare, Instituto Alexander Von Humboldt, Fundación Natura, Asociación de Casas Familiares Rurales y Portafolio Verde para lograr grandes cambios ambientales y sociales en esta zona del departamento de Antioquia, única en el mundo por su biodiversidad.
En los municipios de San Luis, Sonsón, San Francisco y Puerto Triunfo, el programa ha beneficiado más de 420 personas con las que se han firmado 45 acuerdos de conservación distribuidas en 3.091 hectáreas. También, se han realizado de más de 16.500 registros de cámaras trampa (dispositivos instalados en zonas estratégicas del país con las que los diferentes programas de la Fundación cuidan y monitorean especies y llevan un registro de sus movimientos y comportamientos)se han sembrado 11.169 árboles, se han construidos dos viveros y se ha registrado la participación de 304 en el monitoreo participativo.
“Estamos comprometidos con la protección del agua desde la montaña hasta el mar, para eso, nuestra metodología de intervención parte de las necesidades de los territorios para proponer procesos de conservación y restauración con impacto positivo de las comunidades” afirma María Camila Villegas, directora ejecutiva de la Fundación Grupo Argos.
El año anterior, la Fundación Grupo Argos también promovió el avance de una nueva iniciativa llamada “Promoviendo la participación comunitaria para la conservación de árboles amenazados en la cuenca del río Claro, Colombia”, en alianza con el Instituto Humboldt y financiada por la Fundación Suiza Franklinia. Con este proyecto, se aportará a la conservación de ocho especies de árboles endémicos de Colombia de los cuáles cinco se encuentran únicamente en la cuenca del río Claro en el oriente antioqueño.